lunes, 29 de septiembre de 2008

Un día grande en Granada

Estamos a ultimos de Septiembre. Ya entrado el Otoño, con sus lluvias y fresquito. Aunque aquí, en Granada a éste tiempo de ultimos de Septiembre y primeros de Octubre le llamen "el veranillo de los membrillos"por el calorcillo que nos honrra en algunas ocasiones. Ocasión, que no fuera precisamente la de ayer Domingo , ultimo domingo de Septiembre, en que celebramos los granadinos la salida de nuestra Patrona la Virgen de las Angustias de Granada y su recorrido por las calles de nuestra ciudad.

Especialmente éste año, yo estaba alegre con la llegada de éste día por ser la primera vez que iba a acompañar a la sagrada imagen en su itinerario, debido a mi incorporación como hermana cofrade de ésta Real Hermandad tan bonita y granadina.

El día amaneció entre nubes y claros, incluso entre algunos chubascos de vez en cuando, pero siempre albergas la esperanza de que la tarde sea buena. De todas formas, las calles de Granada amanecieron abarrotadas de gente paseando y mirando los innumerables puestos callejeros que són típicos de éste día en Granada. Por todas partes hay puestos de frutos secos, acerolas, membrillos, tortas típicas del "dia de la Virgen", granadas, etc. etc. y sobre todo niños, muchos niños en la calle detrás de todas éstas golosinas, y mirando los montones de globos que llevan para vender en grandes manojos y que pintan de colores las calles en éste día. En definitiva, un dia de gran fiesta. Si, por la tarde saldrá nuestra Virgen de las Angustias.

Por la mañana a las 12 asistí a misa a la basilica de la patrona que estaba abarrotada de gente, y despues un agradable paseo con mi esposo, junto con unas cervezas en la terraza de un centrico bar, pues tambien por caer en día 28, celebrábamos nuestro aniversario de boda. Comimos allí.

Por fín a la tarde, ya arreglada para la procesión, me dirigí a la Iglesia que queda a pocos pasos de casa. Jamás se me hubiera ocurrido pensar que pudiera llover y aunque el cielo estaba un poco "disgustado", me pareció una tarde maravillosa. Una buenísima jornada, y así lo exterioricé con ilusión al llegar a la basilica y dar las buenas tardes a nuestro hermano Mayor.

Lo primero que hice fué bajar a las escalerillas del altar mayor y dirigirme a nuestra Madre del cielo para verla y saludarla. Ella estaba allí puesta y preparada para cuando dieran el toque de salida. Todos los hermanos la rodeábamos y mirábamos con cariño.

Agradecí el encuentro con un par de personas que conocía desde hacía tiempo, y que me ayudaron a no estar tan sola, ya que por ser la primera vez que yo asistia a la procesión, y al no conocer a nadie, una se encuentra como vulgarmente se dice: "como en corral ageno".

Nos dirigimos al final de la Iglesia buscando un sitio libre para sentarnos mientras se organizaba la procesión . Pero cual no sería mi sorpresa cuando anunciaron por los altavoces que la procesión se suspendía debido al mal tiempo y a las malas predicciones meteorológicas. Tengo que confesar que en mi interior sentí algo que se derrumbaba,como si algo se desmoronara dentro de mí. ¡claro!, toda mi ilusión de salir a la calle con la Virgen se vino por los suelos.
Permanecí en el templo mientras se rezaron algunas oraciones, se entonaron varios cantos a la Virgen, y muchos ¡vivas! a nuestra Madre y Patrona la Virgen de las Angustias.
Cuando salí a la calle para volver a casa, la gente se amontonaba todavía en las aceras, y por todas partes de la entrada al templo esperando la salida de la hermandad. LLevaban mucho tiempo allí,de pié esperando, y nos preguntaban a los hermanos y hermanas de cofradía que salíamos de la Iglesia, ¿qué era lo que pasaba allí adentro, en la Hermandad?
Al decirles de la suspensión de la salida, aún se quedaban guardando sus mismos sitios, sin creerse todavía que ello fuera cierto.
Afortunadamente no llovió nada en el camino de vuelta a casa, y una vez en ella, mi obsesión era mirar y mirar a través de los cristales de mi ventana para ver si llovía. La verdad es que no llovió, pero mi familia, cada vez que yo iba para la ventana me decian: "no tengas pena, que con el frio que hace hubieras cogido una buena".
Eso era verdad. El fresquillo era casi de riguroso invierno, y yo ya no tengo los bronquios como para gastarles muchas bromas.
Bueno, despues de todo lo vivido ese día, desde luego, tengo que decir que , a pesar de todo,para mí fué un bonito dia de Las Angustias, ya que como dice el refrán: "de ilusión tambien se vive", y yo viví mi ilusión aunque no saliera la hermandad. De todas formas, allí estaba ella...la Virgen, con esa terrible amargura que imprime el tener a su hijo muerto en el regazo, y allí estaba yo, a su lado, adentro en la Iglesia con ella...Y le conté tantas cosas...

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