Este es uno de los temas de los que más me gustaría escribir, sobre todo, por las experiencias vividas en mi acompañamiento a la Virgen de las Angustias a través de las calles y plazas de Granada.
Ha sido éste año un itinerario largo el de la procesión de nuestra Patrona, sí, se han recorrido unas cuantas calles más que en años anteriores, por lo que yo creo, que ningún granadino que saliera con la intención de disfrutar de ella, se habrá quedado sin verla bien.
Para mí, fué una gran ilusión, que la junta directiva de la hermandad decidiera sacar a la calle a la Virgen en su desfile procesional, a pesar de estar el tiempo un poco inestable. Yo tenía muchas ganas de recorrer las calles de Granada con nuestra Virgen. Ella estaba preciosa, vestida con el manto que le regaló el pueblo de Granada en el año 1889, y tocada con la maravillosa corona de su Coronación de 1913, aparte de ese trono suyo, tan bien adornado de flores blancas.
Además, tengo que decir que viví unas experiencias inigualables durante su trayecto.
Una de ellas, (que yo no me esperaba), la protagonizó el paso de la procesión por delante de la puerta principal de la Catedral. Quiero recordar que hace tiempo el itinerario no era por ahí;pero el caso es que resultó ser para mí como un regalo sorpresa, ya que ello, me ayudó a olvidar un poco lo bastante cansada que yo ya iba. Cuando ví la rampa me dije:"veremos a ver si puedo bajar por ahí", pero, gracias a Dios, íbamos tan despacito....despacito, tan despacio, que podíamos hasta parar unos segundos para mirar hacia atrás, sí, hacia la puerta de la Catedral...y...¡¡Oh, qué maravilla!! -La puerta estaba abierta y la Catedral por dentro iluminada, que, junto con su fachada tan bonita, ofrecian un marco incomparable...para mí, fué una sensación indescriptible. Sólo acerté a decir:"¡¡Québonito!!, ¡Qué bonito!!, ¡¡¡qué bonito!!!". Ya sé que estamos acostumbrados a verlo tambien en Semana Santa, pero en éste caso fué diferente, no me lo esperaba, un verdadero regalo para la vista y el espíritu.
Desde luego, lo que eché de menos fueron a "las grandes ausentes", sí, me refiero a las maravillosas pinturas de Alonso Cano, que deberían de estar (ya despues de su restauración), allá, arriba de la primera cornisa de la Catedral. La verdad, es que se echaban mucho de menos. Son unos vanos (ciegos) demasiado grandes para estar vacíos....todavia.
Tuvimos además mucha suerte porque al parecer, hasta el cielo respetó a nuestra Patrona manteniéndose sin llover durante todo el rato. Fué realmente hermoso el desfile, aunque a mí me resultara un poquito graboso el itinerario, , debido, parte a mis propios zapatos, parte a mi edad, parte quizás a que no me encontraba del todo bien, pero el caso, es que casi una hora antes de llegar al término del trayecto , comenzaron a darme calambres en los pies. Ya al llegar a la Fuente de las Batallas (y por el cansancio, supongo), casi me pareció que me iba a marear, pensé que quizás me tendría que sentar un poco en los bancos que hay dispuestos en el Paseo central de la Carrera, pero al entrar en la carrera de la Virgen, ocurrió que una niña pequeña,como de unos cinco añitos, que se encontraba en la calle con su familia viendo la procesión, me tocó en la falda para que la mirase y me preguntó: "¿se pueden apuntar niñas a ésta procesión?", a lo que le respondí:"Pues naturalmente que sí:tú te apuntas en la hermandad, y luego un día en la Iglesia y junto a la Virgen se te impone una medalla, y ya eres cofrade para salir cuando puedas", a lo que ella respondió: "pero...¿estarás tú en la Iglesia?" a lo que respondí: "claro que sí, en ese acto estamos todos los hermanos, y como yo te veré a tí, ya te llamaré la atención para que sepas donde estoy". Ella dijo:"bueno, entonces sí". En ésto que la fila comenzó a andar de nuevo y yo me despedí de la chiquilla con un "¡¡adiós guapa!!, te esperaré en la Virgen de las Angustias".
Parece mentira, pero la conversación que me dió aquella niña me dió las fuerzas que necesitaba para seguir adelante, y eso, junto con un caramelillo que encontré perdido en mi bolsillo (el cual seguro que estaría allí desde el año anterior), pude llegar hasta la puerta de la Basilica y ver entrar a nuestra Madre bajo palio y toda resplandeciente y maravillosa.
Despues unos cuantos pasos más y llegué a mi casa, un poco "cojita", pero tremendamente felíz.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
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